Dulces eran aquellos días en que la conocí... recuerdo que me flechó con tan solo la primera mirada... yo aún era un chico normal si es que se le pudiese llamar asi... eso fue 2 años antes de lo que estaba ocurriendo... ella era alumna nueva en el instituto, desde que le vi no pude hacer otra cosa mas que pensar en ella, no la conocía, pero ya la amaba... tenía un aura de misterio a su alrededor, quería saber mas sobre ella, me mantube asi unos 3 meses sin decirle a nadie, sin hablar nada, solo amandola en silencio... con miedo de que tubiese novio o que alguien llegase y me le arrebatase... hablé con una amiga de ella que tambien era amiga mía, ella se emocionó y quizo unirnos, mas yo nunca me tube confianza, accedí a que me ayudase a ser amigo de ella, quería conocerla, por lo menos estar cerca y hacerla reir, ver su sonrisa y que sera yo el culpable de su felicidad. La primera vez que hable con ella solo me comporté como un idiota y la hize reir con algo, en ese momento floreió el comienzo de algo hermoso, dia a dia yo hacia reir a aquella niña que me tenía en tal estado, pero no podía acercarme mucho, parecía que no tenía esperanzas con ella... cada día era feliz, pero tambien el mas desdichado, el brillo de su mirada me enloquecía y me hacía desviar la mía... nunca miraba aquellos ojos que tanto deseaba mirar, tenía miedo a que ella me descubriese y se diese cuenta de mi sentir... la amaba, la necesitaba, sería su guardian incluso si nunca le confesaba lo que sentía por ella... era en esos tiempos yo muy tímido... y lo sigo siendo, aunque ya puedo controlarlo... cada dia y cada noche alucinaba con el día en que le confesase que la amaba, pero me atormentaba solo la idea de que me rechazase y se alejase de mi... o quizas que escapase de mi... me atormentaba solo.
Un día me enteré que a alguien mas le gustaba ella, y no pude aguantar la idea de perderle por alguien que no la cuidaría tan bien como yo, y que no sabría amarla y mantenerla feliz como yo... me decidí a decirle todo lo que sentía... era una guerra que no debía perder... de pronto me enteré que ella sabía que yo quería decirle algo... pero no enflaquecí, mantuve mi decisión de decírselo... llegó el esperado día, pero no pude decirle nada, el estomago me daba vueltas, y simplemente no pude... al llegar a casa me sentí un completo cobarde, un maldito y ruin traidor a mi decisión... debía decirle cuanto la amaba, o la perdería...
Al otro día la encontré ahí junto a todo el mundo, me acerqué y le susurré al oído que necesitaba hablar con ella... accedió... me encontraba muy nervioso, pero me la llevé a un lugar solitario y se lo dije todo... luego ella me dijo que también me amaba... en ese momento quedé helado... acaricié su rostro y le dí un simple y suave beso, un largo, pero tierno beso... le pedí que fuese mi novia... le juré cuidarla siempre... bueno, pues ya saben el resto... pasó el tiempo... ella alegraba mi día, y yo el de ella... hasta que sucedió lo del hospital... no se como fui a dar ahí... conocían mi nombre... todo lo que ahí ocurría era inexplicable, incluso lo que me ocurría a mi era inexplicable, era todo confuso... pero ya no importaba nada, ahora solo debía preocuparme de mantenerla a salvo... me di cuenta de que de mis ojos brotaba una gran cantidad de lagrimas, pero no eran de dolor, eran de felicidad, si no hubiese sido por ella ya me hubiese suicidado...mi vida era muy miserable, pero ella era mi luz... decidí dormir nuevamente ella me despertaría en un rato después...
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