Era aún temprano cuando ella me despertó con uno de sus cálidos besos, era hora de irnos... no tardarían en encontrar nuestro rastro... nos bajamos sigilosamente del árbol verificando que nadie viese que lo hacíamos y emprendimos rumbo a lo desconocido, aquella selva poco a poco a medida que avanzábamos se hacía mas densa y se convertía en un pantano... decidimos descansar bajo el refugio de un árbol grande, aunque solo permanecimos abajo, debíamos mantener fuerzas... en ese lapso me dediqué a contemplar su belleza, a pesar de todo lo ocurrido ella aún conservaba su pureza, aún podía ver juventud y belleza en ella, algo de alegría al estar conmigo... se sentía protegida conmigo ahí... pues yo se lo prometí, no dejaría que nada malo le ocurriese, mas era yo el que temía, temía por ella y por mi, tenía miedo... no dejaría que nada malo nos ocurriese, y si algo llegase a ocurrir tenia un cuchillo con el cual la mataría a ella antes de que la capturasen nuevamente y le hicieran cosas, luego el siguiente sería yo... no podía permitir que le hiciesen daño a tal princesa de lo divino y sagrado, a aquella que era dueña de mi alma.
Al verme tan pensativo se preocupó, pero yo no le contesté nada y la besé bajo la sombra de aquel árbol frondoso, poco a poco le quité la ropa suavemente y fui besando y acariciando cada parte que descubría de ella, a pesar de mis manos que recorrían su cuerpo una y otra vez aún conservaba su pureza y esplendor, era un cuerpo en formación, resaltaba la belleza de su juventud en armonía con su ternura... su respiración aumentaba, la mía también, le entregaba todo lo mío y ella todo lo suyo en una mezcla de escancias que me hacía entrar en un estado de despreocupación total de todo lo que nos rodeaba, ya no importaba si llegaban y nos alcanzaban, solo quería sentir su calor, su respiración, su cuerpo, sus palabras... y aún mas allá de lo físico, necesitaba fortificar el lazo que me unía con ella, necesitaba experimentar con ella esa experiencia, no era la primera vez, pero era igual de importante y linda, mis manos recorrían cada parte de su cuerpo sin detenerse, sin dar piedad ni descanso, y ella gemía, yo mordía su oído, apretaba sus senos con mis manos, la masturbaba mientras le hacía el amor, mi cuerpo pegado al de ella, era una sensación que me hacía sentir inmortal, nadie ni nada mas existía, solo eramos nosotros y podíamos hacer lo que quisiésemos sin que ninguna sociedad nos diera norma en ello, estaba en derecho de hacer lo que quisiese con ella, mas yo solo iba hasta donde ella quería o me permitía, en este caso ella no me negó nada, lo entregó todo al igual que yo, nada nos daba vergüenza, ambos eramos uno, eramos un solo ser, una sola esencia y espíritu unidos en un baile de pieles...
Luego de un rato nos vestimos y descansamos apoyados en el árbol y hablamos sobre cosas triviales, fue un momento agradable, la hice reír, y me reí junto a ella, fui feliz, ella me hacía feliz, me devolvía el animo de seguir adelante... lamentablemente nos vimos interrumpidos. Al parece llegaban guardias con sus perros de búsqueda y sus rifles de caza... nos largamos lo mas rápido que pudimos del lugar cruzando los pantanos como podíamos, escapando de los perros y los guardias, y el pantano no daba señales de vida...
No hay comentarios:
Publicar un comentario